No soy de ese tipo de personas que se sientan apenados por su físico, de hecho este cuerpo de ratón radioactivo lo encuentro bastante especial y cómodo, pero obviamente no apruebo todas las decisiones que mi organismo a tomado al crecer, miti-miti. Pero hay cosas que detesto bastante de mi bulto de huesos y entre ellas esta mi sistema inmunológico, que wea más sharsha’, me agarro resfriados, bronquitis, laringitis, supercalifragilisticoespialidosoitis y todas esas weas, paso enfermo una gran cantidad de unidades mensuales cada año, hay veces que cuando creo que me mejoro a la semana siguiente me encuentro convaleciente de nuevo, ¡el madito huésped nunca se fue!. Y como siempre mis enfermedades se relacionan con mis padres, ya sea por pagar el doctor, pastillas o del magnifico propoleo (fundare una religión en base a este elixir), y la frase que siempre repiten cuando caigo en estas situaciones es: “es que te alimentai’ tan mal”, palabras que penetran en mis oídos no se cuantas veces, y no se que tan mal me alimentare, si me como lo que me sirven, sin mucho que reclamar…bueno así son las cosas de la gastronomía del padecimiento ‘mocal’.
(La congestión es el demonio! Busquemos un nuevo patrono, que el Trioval ya no sirve)