¿Quién ha osado entregarme? Nadie más que yo, seguro de la vida exprés, de las nubes permanentes y los cortes que paran de sangrar. Porque no hay riesgos dentro de una pequeña caja de zapatos, la lluvia y truenos se escapan del pequeño mundo al saber que hay más por descubrir.
¿Qué espera el pequeño animal para dejar sus huellas por el desierto?, al ser diagnosticado por la humedad y adversidad de síndrome crónico natural experimenta su ciclo.
Ya no estamos para la simpleza, creamos peleas de pulpos en nuestro organismo y eco-destrucción en nuestros callos. Buscamos alejarnos de nuestros hoyos para encontrar horizontes a nuestras espaldas e ignoramos la mente sucia y depravada que se convulsiona al ver su máxima creación luchando por cadáveres centenarios y células bases. Esto es lo que somos y los llantos y las alegrías y las decepciones y la locura tatuaron nuestro apéndice. No hago llamados, ignoro mi voz mientras grita lo que lo todos deberían oír y por eso detesto el cansancio. Dame esperanza ¿deseas entregarte a un pobre ganador?