Y la sangre corría por su nariz, su vista la seguía mientras no había pensamientos ni posible acción.
Nocs-nocs en la puerta lo despabilan, al elevar su mirada se encuentra con el ‘living’ sembrado del irremediable término total de un hecho huerfano de la razón.
El corazón que pareciera estuvo detenido durante un tiempo que nunca transcurrió comienza a palpitar fuertemente y a toda velocidad, se levanta, va al baño y se limpia la cara, al mirarse al espejo ve sus ropas tachadas de rojo. Nuevos golpes en la puerta, se dirige rápidamente a su habitación y cambia sus manchadas ropas, tratando de serenarse en el camino hacia la calle. Frente a su entrada se encontraba un cartero con la cara y brazos llenos de bloqueador solar hasta un extremo ridículo, en otra ocasión el aspecto de aquel hombre le hubiera causado gracia. Sale y entrecierra tratando de que el interior de su casa no se dejara ver, recibe la correspondencia y entra, cuando va a cerrar la puerta …
- Son 90 pesos señor.
-¿Cómo?
-90 pesos, como siempre, por la entrega.
- Ah, emmm no tengo en este momento.
-Vamos, por lo menos 50 y me queda debiendo lo demás.
-¡Le!...le dije que no tengo
- Bueno, está bien me los debe… se le derramo algo en el…piso.
- No es nada.
Al mensajero una expresión de preocupación y terror le cruza el rostro mientras se retira del lugar rapidamente.
Cierra la puerta, no planifica hacer nada, solo esperar ‘algo’. Tranquilo se sienta y contempla el panorama, su ex – novia muerta por sus propias manos y alguien a quien no reconoce a su lado, ni siquiera cuando se batieron a golpes pudo entender que hacia él en su hogar, quizás solo servía como intimidación para que ella pudiera llevar a cabo su plan de desaparecer frente a sus ojos y hacerlo sufrir la consternación de la confusión.