Actualizando después de un tiempo de pobreza energética.
Quedándome solo 3 días como escolar les dejo esta pequeña historia que acabo de hacer :).


El chico de las espinillas y de la mirada que coquetea con el suelo, cada ves que llega a su casa después de un largo y olvidado día, de esos donde pasa horas sobre la última silla del ruidoso salón de clases, lanza su mochila, desecha la piel uniformada y prende el stereo, elevando sus ojos al albo techo se prepara para su desconocido ritual. Las paredes tiemblan al golpe demoniaco del bombo y el bajo, la sangre le fluye velozmente cuando los acordes llegan a sus oídos, sus pulmones se encuentran repletos de aire esperando, es el momento, la chispa se prende en su mente, es hora de tomar el control. Un rugido lleno de emoción, expresión y enfermedad cubre todo el espacio de su pequeña habitación, el transformado ser rompe a su anterior personalidad recitando los poemas creados en el otro lado del mundo. Fuego en el ambiente, agitación extrema después de una violenta danza, se acabo; baja el volumen y vuelve a su extraña realidad donde los cuadernos son ilusiones y la rutina una fiel acompañante.