No se donde esperarte, no se donde encontrarte, solo se donde ver tus pensamientos escritos, que me llenan mi ilusión de torpes y quizás fantásticas realidades.
Mi vida no es más que una brisa en el atardecer, una brisa que no llega hasta tu piel por su pobre fuerza y que tus sentidos no perciben, ignorándola. Que puedo sentir yo, más que lo que tú me permites tocar, esas oportunidades que solo mi visión y alma, interesadas buscan las palabras para encontrarme a tu lado.
No seré relevante, interesante o significativo, pero solo deseo seguir vigilando, observando de la misma manera que lo he hecho en este periodo, me siento enfermo y antisocial pero que va si al final no te escuchare, ni hablare sobre ti; La triste, la humana, la llamativa y hermosa enfermedad.